domingo, 11 de octubre de 2009
Como la vida misma
En mi habitación tengo un bonsái bien bonito. Bueno, la verdad es que todavía le falta mucho para poder llamarlo bonsái, ahora es un maraña de ramas.
Tengo que encontrar un buen diseño para él… lo malo es que, cuando te decides por uno, casi tiene que ser el definitivo. Y cuando te pones a trabajar, si vas guiando las ramas has de hacerlo al punto correcto.
Pero lo malo es la hora de podar. Cuando cortas una rama, es para siempre.
Lo último que me pasó es que en un arbolillo me pasé cortando. Al cabo del tiempo y de observar bien dicha pieza me pregunté: ¿dónde está mi árbol imaginado? Es una pena el observarlo y no encontrarlo.
Como la vida misma.
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